La vitamina D3 es una forma de vitamina D que se produce en la piel cuando se expone a los rayos ultravioleta del sol. También se puede obtener de algunos alimentos de origen animal, como el pescado azul  ( salmon, atun, sardinas ), el huevo, el higado, quesos fermentados y la mantequilla. La vitamina D3 se convierte en el hígado y el riñón en su forma activa, el calcitriol, que actúa como una hormona regulando el metabolismo del calcio, fósforo y magnesio.

 La vitamina K2 es una forma de vitamina K que se produce por las bacterias intestinales que se encuentra en algunos alimentos fermentados, como el queso, el yogur o el natto (soya fermentada). Además, la vitamina K2 se encarga de activar unas proteínas llamadas osteocalcina y matriz GLA, que son responsables de fijar el calcio en los huesos y evitar su acumulación en las arterias.

Los beneficios de la vitamina D3 y K2 son muchos y variados, pero se pueden resumir en tres aspectos principales: la salud ósea, la salud cardiovascular y la salud inmunológica. 

• La salud ósea: La vitamina D3 y K2 actúan de forma sinérgica para mejorar la absorción y el uso del calcio, que es el mineral esencial para la formación y el mantenimiento de los huesos. 
• La vitamina D3 facilita la entrada del calcio en el organismo, mientras que la vitamina K2 lo dirige hacia los huesos y evita que se acumule en las arterias o los riñones.  Así se previene la osteoporosis, las fracturas y las calcificaciones patológicas.
• La salud cardiovascular: La vitamina D3 y K2 también tienen un efecto protector sobre el corazón y los vasos sanguíneos. 
• La vitamina D3 ayuda a regular la presión arterial, a prevenir la arritmia y a reducir el colesterol malo. La vitamina K2 previene la formación de coágulos, la aterosclerosis y  la calcificación vascular. Ambas vitaminas contribuyen a mantener la elasticidad y la integridad de las arterias.
• La salud inmunológica: La vitamina D3 y K2 son importantes para el funcionamiento del sistema inmune, ya que participan en la modulación de la respuesta inflamatoria y en la defensa contra las infecciones, las alergias y las enfermedades autoinmunes.